Tanto la leche de almendras como la espirulina son ricas en antioxidantes y compuestos antiinflamatorios. La vitamina E presente en la leche de almendras y los antioxidantes como la ficocianina y la clorofila en la espirulina ayudan a combatir el estrés oxidativo y la inflamación en el cuerpo. Esto puede ser beneficioso para reducir el riesgo de enfermedades crónicas, mejorar la salud cardiovascular y fortalecer el sistema inmunológico.

La combinación de leche de almendras y espirulina puede ayudar a regular los niveles de glucosa en sangre y mejorar la sensibilidad a la insulina. La leche de almendras es baja en carbohidratos y rica en grasas saludables, lo que puede ayudar a estabilizar los niveles de azúcar en sangre. Por otro lado, la espirulina ha demostrado mejorar la sensibilidad a la insulina en estudios, lo que la hace útil para personas con diabetes tipo 2 o en riesgo de desarrollarla.

Tanto la leche de almendras como la espirulina tienen efectos beneficiosos para la salud cardiovascular. La leche de almendras es rica en ácidos grasos monoinsaturados, que pueden ayudar a reducir el colesterol LDL ("colesterol malo") y mejorar el perfil lipídico en general. Por otro lado, la espirulina puede ayudar a reducir los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, y mejorar la salud arterial debido a sus propiedades antioxidantes y antiinflamatorias. En combinación, estos alimentos pueden trabajar sinérgicamente para promover la salud del corazón y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.